De México a Canadá: Una Aventura Personal

Nancy Zitle Juárez
15 min readDec 31, 2023

Hola lectores, espero que se encuentren muy bien. En este blog, compartiré los valiosos aprendizajes que obtuve durante mi tiempo en Canadá. Espero que encuentren inspiración en mi relato y, tal vez, incluso aprendan algo nuevo. ¡Disfrútenlo!

A pocos días de concluir este año tan especial y al hacer una retrospectiva de los logros alcanzados, indudablemente, esta aventura ha convertido este año en uno de los mejores.

La idea de mudarme a otro país surgió cuando adopté un estilo de vida como nómada digital y aspiraba a trabajar en una empresa internacional, pero, debo confesar que el inglés siempre fue mi desafío.

A pesar de estudiarlo durante mucho tiempo, sentía que no progresaba y cuando empecé a explorar nuevas oportunidades laborales, este se convirtió en un obstáculo. Decidida a superar esta barrera, busqué cómo dominarlo y “casualmente”, mientras navegaba por Instagram, me encontré con un anuncio sobre estudiar inglés en Australia.

Al contactar a la agencia me recomendaron considerar Canadá, ya que, al ser mexicana, el proceso sería más fácil y rápido.

Debo confesar que postergaba y desconfiaba del proceso. Tenia miedo y mucha incertidumbre, sobre todo porque estaba en juego una cantidad considerable de dinero para comenzar y completar este proceso de manera satisfactoria.

Pese a todo, decidí confiar, y el 01 de Marzo del 2023 estaba llegando a Vancouver: un país cosmopolita, con una cultura diferente y el ingles como uno de los idiomas principales.

Cuando llegué, los nervios se apoderaron de mí. Incluso días y semanas antes donde sabia que se acercaba este reto que yo solita había escogido.

El inicio

Nunca olvidare la sensación que experimente al pasear por los pasillos del aeropuerto; me encantó.

En la fila para pasar migraciones, conocí a Jimena, una chica mexicana muy amable. Ambas nos apoyamos mutuamente en el proceso de escanear nuestros pasaportes, ya que no entendíamos cómo funcionaban las máquinas y apenas comprendíamos lo que nos decían los policías. Cuando fuimos a recoger nuestras maletas, conocimos a Diana, otra chica mexicana (ahora somos grandes amigas) que también llegaba a Vancouver para estudiar en la misma escuela que yo. Aprovechamos para intercambiar números y nos despedimos.

A Jimena la estaban esperando sus familiares, quienes amablemente me acompañaron hasta mi Airbnb. En el camino, compartieron consejos para aprovechar al máximo mi estadía en Vancouver. Desde ese hermoso gesto, todo indicaba que mi comienzo estaba siendo excelente.

Llegando al Airbnb, conocí a mi anfitrión, Adrian, un asiático muy simpático pero que habla súper rápido. Imagínense la situación, no le entendía nada, y a todo le decía que sí. Cuando terminó de darme el tour por ese pequeño estudio que sería mi hogar durante 6 meses, me acosté en la cama y lloré, sí, lloré de felicidad. No podía creer estar en Vancouver, sola, sin conocer ni hablar inglés, yendo a estudiar (hacía años que no iba a una escuela). Además, iba sin trabajo, solo con mis ahorros (cabe mencionar que tuve que trabajar mucho para esta aventura) pero muy emocionada y con expectativas muy altas de lo que quería lograr.

Ese mismo día, alrededor de las 16:00 hrs, ya comenzaba a tener hambre. Busqué lugares cerca de la Avenida 12th y encontré un restaurante de comida china. Fui creyendo que tenía conocimientos sobre su comida, pero resultó que no. Al querer pagar con tarjeta, me dijeron que solo aceptaban efectivo. Afortunadamente llevaba, pero cuando me dijeron el monto, no les entendía porque los impuestos no estaban incluidos y, por ende, el precio del menú era diferente. Al final, pagué y me fui, creyendo que me habían robado 😅.

Al regresar al Airbnb, avisé a mis familiares que todo estaba bien, me bañé y comencé a buscar qué había cerca de ahí. Hice mi lista de lugares que me gustaría visitar y fui a la cama a dormir, marcando así mi primera noche en Vancouver.

¿Recuerdan a Diana?, al día siguiente, le escribí para que saliéramos en la tarde a explorar los alrededores de Vancouver, y aquí está mi primer aprendizaje: hay más gente buena que mala. Era la primera vez que Diana y yo íbamos a interactuar, y ambas tuvimos que confiar en que éramos buenas personas. Gracias a ello, encontré una buena amiga.

Visitamos varios lugares, pero sin duda, mi favorito fue Science World. Esa tarde fue muy divertida y, aunque hacía bastante frío, fue una oportunidad para que por primera vez yo conociera la nieve. Estaba fascinada y agradecida por ese día.

Primer día de clases

La mañana del lunes llegó, y era mi primer día de clases. Estaba súper nerviosa, no sabía qué esperar. Llegué muy puntual a mi aula; casi no había dormido, pero estaba feliz. Cuando llegué, no podía creerlo: en mi primer día de clases, conocí a mi otro gran amigo, Florian, de Francia. Al principio, no entendía nada cuando hablaba, pero ahora me siento muy feliz por nuestro avance en el idioma. Segundo aprendizaje: ser tú atrae y permite que se queden en tu vida las personas correctas.

La Escuela (ILAC)

Pros: No entraré en muchos detalles, pero puedo decir que la recomiendo. Los maestros son buenos, y además, solo hablan inglés. Entonces, si quieres comunicarte, no tienes otra opción más que hacerlo en inglés. Lo genial es que tus compañeros de clases siempre serán de otros países, principalmente asiáticos, lo cual te permitirá aprender de otras culturas y a hacer amigos internacionales.

Contras: Lo que no me gustó fueron los exámenes; eran de dos horas y los sentía bastante complicados. Además, no recibías feedback, por lo que no sabías en qué habías fallado y para pasar a otro nivel, tenías que alcanzar un porcentaje específico, lo menciono porque es importante para entender el contexto de lo que escribiré más adelante.

Lo bonito de esta aventura

Gracias a mi amigo Flo, conocí a más amigos, entre ellos a Lisu. En la fiesta de bienvenida de ILAC (hacen muchas fiestas), conocí a Ricardo, Yuan y con ellos fui a explorar los bonitos paisajes de Vancouver, tomar cerveza en English Bay e ir de fiesta.

El tiempo que compartí con ellos fue muy especial; lo disfruté bastante. Además, aprovechábamos para hablar en inglés fuera de la escuela, ya que Lisu y Flo no hablan español. Tercer aprendizaje: si quieres aprender otro idioma, no hables en tu idioma natal, eso no te ayudará en tu progreso.

Fue así como aproveché el primer mes para conocer lugares con mis amigos y pasarla genial sin sentir culpa por no estar trabajando ni preocuparme por el dinero. Y eso, para mí, es super difícil. Compréndeme, he trabajado desde pequeña y dejar de ser “productiva” en una etapa donde ya soy una profesional era difícil de creer, pero lo hice.

Igualmente, en la escuela lo disfruté bastante. No sentía preocupación por no pasar rápido al otro nivel, estaba siendo flexible y comprensible conmigo. Cuarto aprendizaje: hablarse bonito sí sirve.

Lo neutro de esta aventura

Ya pasado el segundo mes y seguir en el mismo nivel comenzó a pesarme. La emoción de levantarme temprano y llegar puntual comenzaba a verse afectada, hacer las tareas ya no me motivaba, y los exámenes empezaban a frustrarme. Comenzaba a sentirme insuficiente al ver que mis compañeros avanzaban de nivel rápidamente y yo no. Quinto aprendizaje: NO te compares. Lo sé, es difícil, pero aprende a no hacerlo, porque, de lo contrario, solo te frustrarás.

Debido a mi poco avance, comencé a sentirme culpable por salir con mis amigos en vez de estudiar. Me empezaba a sentir irresponsable y desviada de mi objetivo.

Busqué nuevas opciones, como cambiarme de aula, de maestro, de edificio, para ver si así lograba volver a sentirme como los primeros días. Funcionó por un rato, pero pronto comencé a quejarme de todo: desde la metodología de la escuela hasta, incluso, ya empezaba a desenamorarme de Vancouver.

Me enfoqué en cosas que no me gustaban, como el horrible olor afuera de la estación de Granville, la frustración de no poder comunicarme adecuadamente en las tiendas comerciales, farmacias y restaurantes. Además, el clima tampoco ayudaba; siempre llovía y hacía mucho frío, lo que me generaba mucho sueño y pocas ganas de salir de la cama por las mañanas.

Cuando terminaban las clases, ya no me reunía con mis amigos y prefería irme a casa a dormir, cuando despertaba ya era tarde, hacía mi tarea, y eso era todo mi día; como te imaginarás, eso ya no me empezaba a gustar. Sexto aprendizaje: todo es temporal, incluso lo bonito, y eso se debe aceptar.

Lo desafiante de esta aventura

Prepárate, porque aquí viene la parte intrigante. Y ojo, no es que me centre únicamente en lo negativo, pero séptimo aprendizaje: es real cuando dicen que de lo malo se aprende más.

Después de más de tres meses sin lograr avanzar a otro nivel, la frustración se apoderaba de mí. No entendía por qué no progresaba y me sentía increíblemente estúpida. Los temas de las clases ya se repetían, pero yo seguía en el mismo nivel.

Me reprochaba mi ‘ineficiencia’ para aprender, y el síndrome del impostor no dejaba de martillarme, diciéndome: ‘¿Cómo es posible que no avances si solo estás estudiando y no trabajando?’. Aquí entra otro aspecto, empezaba a sentirme completamente improductiva. Como desarrolladora, sabía que la industria tecnológica avanza rápidamente, y comenzaba a creer que nunca más volvería a programar, que quizás no encontraría trabajo, que me quedaría sin dinero y que regresaría a México decepcionada, decepcionando a mi familia.

El octavo y noveno aprendizaje: no hay que ser tan extremista; nada es tan grave como tu mente lo hace parecer, y no tienes que demostrarle nada a nadie. Son tus metas, y solo tú sabes cuán difícil es el proceso y lo que estás atravesando.

Pero, ¿por qué me fui al extremo? Bueno, imagina la situación: solo tenía seis meses para estar allá, y en mi mente y expectativas había planeado y creído que en menos de dos meses comenzaría a hablar inglés fluidamente (se ríe) y al tercer mes postularía a empresas internacionales, me contratarían y sería feliz. Décimo aprendizaje: sé realista y flexible, las cosas no siempre salen como uno quiere.

Yo ya estaba harta, cansada y desilusionada de mí. La ansiedad comenzaba a molestarme, diciendo: ‘Lo has perdido todo. No tienes trabajo, tus ahorros se están acabando, no avanzas en el inglés’, y para poner más bonita esa situación, se meten a robar a la casa de mi mami, donde las pocas cosas que tenía las perdí, entre ellas una factura importante donde para recuperarla tenía que hacer el proceso presencial.

En esos momentos difíciles, descubro que la pareja que tenía no estaba dispuesta a ayudarme y su actitud solo empeoraba las cosas. Onceavo aprendizaje: sean solter@s. ja,ja,ja, Ok, no, pero sí es crucial observar minuciosamente con quiénes nos relacionamos.

Al ver que no avanzaba en el inglés, seguí con mi plan de postularme a empresas internacionales porque ese había sido uno de mis objetivos. Y adivinen qué pasó: no lograba avanzar más allá de la primera llamada de RRHH, ¿Por qué? Exacto, el inglés.

Todo eso fortalecía la idea de que el inglés no era para mí, que jamás lo aprendería y no lo lograría, y que tal vez lo mejor sería regresar a México.

El proceso de búsqueda de trabajo merecería un blog completo, ya que fueron momentos de mucha incertidumbre, numerosas entrevistas y falta de feedback y en varias ocasiones me hicieron ghosting.

Yo solo observaba con preocupación como mis ahorros se agotaban, entre el pago del alquiler (más de 2000 dólares), gastos de despensa y actividades sociales.

A pesar de dedicarme al estudio del inglés después de las clases, revisar mis exámenes, etc., parecía que nada daba resultado y seguía sin pasar a otro nivel. Me preparaba para las entrevistas, pero los rechazos eran constantes. La relación en la que estaba empeoraba. Decidí alejarme de todos mis amigos pensando que eso me mantendría enfocada. Sin embargo, para mi sorpresa, experimenté el famoso “burnout”. Duodécimo aprendizaje: nunca te alejes de tu verdadera red de apoyo.

Lo más difícil de esta aventura

Espero que a estas alturas estés intrigado/a por saber más.

Mientras vivía en México, tomaba sesiones con una psicóloga, pero llegó un momento en el que sentía que ni siquiera en eso avanzaba. Sentía que todo en mi vida estaba mal. A pesar de estar en Vancouver y de que el verano ya había llegado con su cálido sol y hermosos tulipanes, no lograba ponerme de buen humor. Solo me enfocaba en lo que no me gustaba, como ver a muchas personas sin hogar y a otras perdidas en las drogas. Esto me impactaba negativamente y llegué a sentir enojo, cuestionándome por qué, teniendo el inglés y viviendo en Canadá, algunas personas vivían en esas condiciones. Renegaba por no haber sido “afortunada”.

Decimotercer aprendizaje: No juzgues, ya que no sabes lo que sienten y viven otras personas; mejor enfócate en ti.

Regresando al tema de las terapias, decidí dejarlas porque, según yo, ya no las necesitaba y también podría ahorrarme algo de dinero. Decimocuarto aprendizaje: no abandones tu proceso, sé paciente y confía en tu terapeuta. Deja las terapias cuando ellos te lo indiquen, porque puede salir más caro en todos los aspectos.

Mi forma de “avanzar” fue no querer tener contacto con mi red de apoyo (familia, mis amistades de México y de Vancouver), solo estaba “enfocada” en la escuela, en encontrar trabajo y querer “salvar” una relación donde la única que quería eso era yo.

Imagínense cómo estaba: el sueño comenzaba a afectarme, la alimentación también, y bueno, la depresión ya estaba más notoria. Mis emociones estaban a flor de piel, me sentía sola, decepcionada y con ganas de desaparecer…

No sé cómo hacía para lidiar con cada día hasta que una ex compañera de trabajo me escribió diciendo que había una vacante en su empresa en Vancouver y estaban interesados en mi perfil . Hice todo el proceso, algunas llamadas en inglés, dando lo mejor de mí, aún sin tener ánimos ni fuerzas (si has pasado por depresión, sabrás a qué me refiero y entenderás que no es voluntario), sintiendo nuevamente la ilusión de que podría lograrlo, y que era mi única oportunidad y que no debería fallar.

Al final, retiraron la oferta cuando intenté negociar el salario y cuando recibí ese correo, me sentí muy mal, superé la sensación de fracaso, me quedé sin esperanza y pensé lo peor de mí. Decimoquinto aprendizaje: aprender a controlar nuestras emociones y ser observadores de las situaciones nos ayudará a actuar de manera más consciente.

A partir de ahí, todo empeoró. Ya no quería ir a la escuela, mis calificaciones en los exámenes eran malas, no me concentraba, vivía preocupada y renegando de todo. Estaba muy sensible e irritable, y eso claramente empeoró todo a mi alrededor.

Me salteare varias partes, pero a estas alturas, todo estaba muy mal. La relación en la que estaba era tóxica, no había un apoyo genuino y yo comenzaba a sentir que estaba volviéndome loca. Mis autoexigencias estaban empeorando, y esa situación ya se me estaba saliendo de control.

Claramente, ya estaba en una depresión crónica, con pensamientos suicidas en mi mente, y a pesar de estar en una relación tóxica donde las burlas y los comentarios pasivo-agresivos no ayudaban en nada, yo sentía que era mi única “red de apoyo” y me aferré a querer estar ahí, creyendo que así no me sentiría tan sola. Recordatorio: no debemos responsabilizar a nadie ni creer que nuestra pareja debe ser nuestro psicólogo.

Reiniciando

Diecisieteavo aprendizaje: es importante reconocer cuando necesitamos ayuda y buscarla o pedirla.

En esa etapa de mi vida, reconocí que mi estado de ánimo no era normal y me preocupaba mucho que los pensamientos suicidas fueran más frecuentes, hasta que llegó el momento en que la bomba explotó. Me sentía tan mal que le escribí a una psiquiatra porque no podía controlarme.

Después de nuestra primera y última consulta (nunca volví a saber de ella) y gracias al apoyo del ex quien consiguió los medicamentos comencé a tomarlos. Aquí cabe mencionar que siempre tuve un tabú con medicarme; creía que debería ser mi último recurso, pero olvidé todo eso cuando me analicé y me dije: “Nancy, en serio lo necesitas”.

Recuerdo que la psiquiatra me recetó un medicamento para conciliar el sueño, y, aunque no me agradaba del todo su efecto, logró regular mi sueño y me ayudó a pensar con más claridad. Recordatorio: dormir correctamente, una alimentación saludable y hacer ejercicio siempre son útiles para nuestra salud.

Aunque la situación seguía siendo la misma, mi perspectiva comenzaba a cambiar, y eso me ayudó mucho a salir de esa relación tóxica. Consciente de que necesitaba prepararme para la ruptura y enfrentar los daños emocionales, busqué otro psicólogo y retomé mis sesiones. Este paso fue crucial para comenzar a reconstruirme.

Dieciochoavo aprendizaje: una buena actitud puede ayudarte a sobrellevar mejor las situaciones difíciles.

Todo comenzó a mejorar, gracias a que realmente me enfoqué en mí, en mi salud mental y en atender mis necesidades.

Mi actitud y estado de ánimo habían mejorado bastante, y eso me ayudó a retomar las entrevistas, asistir más animada a la escuela, volver a ver a mis amigos, escribir nuevamente con mi familia, aceptar la realidad de cómo eran las cosas y actuar en lo que sí podía cambiar.

Realidad y Expectativas

Una vez enfocada en mí, pero con el tiempo encima porque ya iba a estar a punto de graduarme y de regresar a México, volví a postular a varias empresas, esta vez nacionales e internacionales.

Diecinueveavo aprendizaje: actuar como si lo fuéramos nos ayuda a alcanzar más rápido nuestros objetivos.

Te cuento que en cada entrevista decía: “Estoy aprendiendo inglés”. Cuando me di cuenta de que querer ser perfeccionista y pensar que hablaría como nativa después de estar 6 meses en Vancouver era una estupidez, acepté mi realidad y bajé mis expectativas. Reconocí el nivel de inglés que tenía y sabía que debería mejorar, pero que tal vez si hablaba más confiada podría obtener resultados diferentes.

Cuando tuve la entrevista, no mencioné nada relacionado con mi nivel de inglés. Comencé a hablar con errores, mala pronunciación y, si detectaba que mi idea no era clara, parafraseaba. En conclusión, actué con mayor seguridad, y adivinen qué, después de cinco entrevistas, tres técnicas (bien difíciles) y las otras con el manager, me ofrecieron el puesto 🙌. No podía creerlo porque yo ya estaba en el burnout y me había prometido que si me rechazaban, al menos por ese momento, habría sido el último proceso en el que participaría hasta llegar a México, porque de verdad estaba muy mal, tanto que el mismo psicólogo me dijo: “Nancy, detente, eso te puede hacer mucho daño”.

Recordatorio: siempre tengan un plan B y confíen.

Confía y agradece

Al final, todo se acomoda; todo juega a nuestro favor. Me gradué un viernes, tuve una semana más para relajarme y celebrar mis avances, y el lunes entré a trabajar. No se imaginan cómo disfruté mi día de graduación, la cual celebramos en un boat party. La pasé genial, celebré con mis amigos mi nuevo trabajo, que ya había terminado la escuela y también esa relación no fructífera.

Un día antes de entrar a trabajar, me fui a sentar a un parque, me compré un café y un pan, y hasta esa sensación de que no me entendían se me había quitado. Saqué mi diario y comencé a escribir, a reconocer y agradecer por todo lo que había pasado. Había vencido mis retos: vivir en otro país, hablar inglés y trabajar para una empresa internacional. Había pisoteado de una manera brutal al síndrome del impostor.

El tiempo restante que me quedé en Vancouver lo disfruté al máximo, asistí a meetups, iba a cafés para practicar inglés, hice una caminata y más amistades; fue increíble. Sentí que recuperé todo lo que había “perdido”.

Para ir terminando 😬

Me gustaría listar más cosas que aprendí:

1. Confía en ti: Aunque pueda sonar como un consejo típico, pero créeme, tenemos las habilidades, y esos retos se nos presentan porque somos capaces.

2. Ten paciencia: Te lo dice alguien a quien le cuesta horrores entender eso, pero ya lo estoy aceptando y aprendiendo. Todo es un proceso que necesita su tiempo. Solo sé paciente y haz lo mejor que puedes dar en ese momento, así no te sentirás mal.

3. Reconoce cuando necesites ayuda: Es difícil hacerlo, y creemos que podemos hacerlo solos, pero por algo hay especialistas en esa área. La salud mental es superimportante, y hoy lo digo sin ninguna pena, si hubiera sabido que gracias al ir con la psiquiatra y tomarme el medicamento me sentiría mejor, créeme que lo hubiera hecho desde antes.

4. Comunícate, no te aísles: Cuando pasas por momentos difíciles, hay veces que uno siente que nadie lo va a entender o que van a minimizar lo que sientes. Pero si tienes tu red de apoyo que siempre te escucha y te apoya, lo peor que puedes hacer es alejarte de ellos y aquí me gustaría dar las gracias a mis amistades Coral, Lucero, Lety, Ross y Chuck que estuvieron al pendiente de mí, escribiéndome, escuchándome. Mil gracias de verdad por todo. Los quiero.

5. Hazlo, arriésgate, no te limites: He entendido que la vida es para esto, para explotar nuestro potencial, y solo lo lograremos al enfrentarnos a situaciones que nos saquen de nuestra zona de confort. 🚀

Extras

Me gustaría compartir contigo estos recuerdos que envuelven una parte de la experiencia que viví en Vancouver.

Este email me lo escribí en mi momento más vulnerable, necesitaba un poco de esperanza y saber que no todo estaba perdido. Puse el nombre de la empresa donde quería trabajar y el sueldo que quería percibir; al final, es donde ahora estoy trabajando, y todo ha sido una linda y retadora aventura.

Consejo: decreta que todo estará bien, trabaja en ello y lo lograrás.

Mi estimado/a lector/a, te agradezco sinceramente por acompañarme hasta el final de este blog.

Espero que encuentres utilidad en estas palabras y que, si estás atravesando momentos difíciles llenos de incertidumbre, puedas hallar esperanza y tener la certeza de que todo mejorará. Recuerda que mereces cosas hermosas; solo ten paciencia y resiliencia.

Te envío un fuerte abrazo, cualquier feedback o algo que quieras compartir conmigo no dudes en hacerlo.

Gracias por leerme, 🫂 .

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Nancy Zitle Juárez

Hola, soy Nancy, una apasionada lectora y escritora. Me encanta compartir información sobre tecnología y diversos temas.¡Espero que disfrutes de mis contenidos!